Este titular decia asi en la pagina donde lo lei y a la cual al ultimo pondre la fuente, pero como me vale gaver el distinguido senor Balseca por ser pitufo no vale la pena nombrarlo aqui, pondre solo la anecdota de uno de los mas grandes Idolos de Barcelona SC. hablo de Luciano Macias.
Un poco más tarde que el Loco Balseca llegó a la gramilla del Capwell un chiquillo nacido en Ancón. Había jugado en el Vasco da Gama de la Liga Norero y en los equipos Temerario y Argentina de la Liga Salem. El recordado Pan de Dulce Aguirre lo llevó a Barcelona en 1951 y con la casaca oro y grana debutó el 1 de noviembre de 1953 en un Clásico que ganó el ídolo por 4 a 1. Había nacido una de las leyendas barcelonesas de todos los tiempos: Luciano Macías Argenzio. En ese partido alineó con Luis Jurado y el Pibe Sánchez y marcó al Cholo Jalón. Fue seleccionado al primer Campeonato Sudamericano Juvenil de Caracas en 1954 e hizo pareja en la zaga con Raúl Arguello. Volvió a Barcelona el 12 de febrero de ese año para un amistoso con San Lorenzo de Quito y fue afirmándose poco a poco en la titularidad y ganándose el respeto de la parcialidad "torera".
Cuando Valdez fue proclamado campeón de 1954, Patria, Barcelona, Everest y Emelec organizaron un cuadrangular amistoso. El 27 de noviembre se enfrentaron los hermanos de barrio. Barcelona alineó en la defensa a Miguel Esteves, el Pibe Sánchez y Luciano Macías. Emelec puso en la delantera a Balseca, Júpiter Miranda, Raffo, Mariano Larraz y Eduardo Guzmán. Fue la primera vez que Balseca y Macías se vieron frente a frente. El duelo que protagonizaron no escapó al ojo avizor de un periodista muy perspicaz como Ralph del Campo quien comentó al día siguiente la especial porfía sostenida por los dos muchachos porteños. El Loco finteaba, amagaba, corría, frenaba en seco e inventaba firuletes que hacían delirar a la tribuna. Al pie suyo, marcándolo sin respiro, buscando impedirle sus genialidades estaba siempre el Pollo Macías. Cada uno con su barra propia. En las esquinas de Guayaquil se daba luego el veredicto sobre el ganador del duelo en arduas discusiones. Y eran discusiones que terminaban a veces a quiño limpio porque cada uno tenía sus fanáticos a muerte. Doce años después del primer choque el Loco Balseca se fue. Luciano siguió hasta 1972 en que se despidió entre el aplauso y el cariño del público que llegó el Estadio Modelo Guayaquil para decirles adiós a dos cracks sin parangón: Luciano Macías y Vicente Lecaro.
Fue una época romántica que no volverá a vivirse aquella del duelo más famoso de la historia de nuestro fútbol: el de Balseca y Macías. No importa cuántas veces ganó cada uno. Siempre salimos ganadores nosotros, los que los vimos en toda su dimensión de legendarios actores del más bello espectáculo: el fútbol. El progreso nos jugó una mala pasada porque el video no había sido inventado todavía y nadie filmaba los partidos. Por ello el duelo entre el marcador y el puntero es hoy sólo remembranza buena para destapar un "scotch" en noches de nostalgia y bohemia futbolera.
Cuando Valdez fue proclamado campeón de 1954, Patria, Barcelona, Everest y Emelec organizaron un cuadrangular amistoso. El 27 de noviembre se enfrentaron los hermanos de barrio. Barcelona alineó en la defensa a Miguel Esteves, el Pibe Sánchez y Luciano Macías. Emelec puso en la delantera a Balseca, Júpiter Miranda, Raffo, Mariano Larraz y Eduardo Guzmán. Fue la primera vez que Balseca y Macías se vieron frente a frente. El duelo que protagonizaron no escapó al ojo avizor de un periodista muy perspicaz como Ralph del Campo quien comentó al día siguiente la especial porfía sostenida por los dos muchachos porteños. El Loco finteaba, amagaba, corría, frenaba en seco e inventaba firuletes que hacían delirar a la tribuna. Al pie suyo, marcándolo sin respiro, buscando impedirle sus genialidades estaba siempre el Pollo Macías. Cada uno con su barra propia. En las esquinas de Guayaquil se daba luego el veredicto sobre el ganador del duelo en arduas discusiones. Y eran discusiones que terminaban a veces a quiño limpio porque cada uno tenía sus fanáticos a muerte. Doce años después del primer choque el Loco Balseca se fue. Luciano siguió hasta 1972 en que se despidió entre el aplauso y el cariño del público que llegó el Estadio Modelo Guayaquil para decirles adiós a dos cracks sin parangón: Luciano Macías y Vicente Lecaro.
Fue una época romántica que no volverá a vivirse aquella del duelo más famoso de la historia de nuestro fútbol: el de Balseca y Macías. No importa cuántas veces ganó cada uno. Siempre salimos ganadores nosotros, los que los vimos en toda su dimensión de legendarios actores del más bello espectáculo: el fútbol. El progreso nos jugó una mala pasada porque el video no había sido inventado todavía y nadie filmaba los partidos. Por ello el duelo entre el marcador y el puntero es hoy sólo remembranza buena para destapar un "scotch" en noches de nostalgia y bohemia futbolera.
Fuente: http://anecdotasdeldomingo.blogspot.com/
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